(Foto: hiruka.eus) |
De la importancia de la contaminación atmosférica da una idea el hecho de que días antes de dichas manifestaciones, uno de los guardias municipales que solía vigilar las transmisiones de humo ante las continuas protestas, tuvo que ser retirado, después de haber sido asistido por los facultativos por sufrir alguna afección respiratoria.
El mismo día 29 una gran masa de aires industriales comenzaba a invadir Erandio, haciendo irrespirable el propio aire, y creando una densa niebla.
Ante tal situación, alrededor de las nueve y media de la tarde se congregaban en la plaza del Marqués de Estella, alrededor de un centenar de manifestantes para protestar, y poco después se dirigirían a la carretera que pasa por la ría donde se empezó a cortar el tráfico por medio de barricadas, hasta que la policía armada empezó a cargar contra los manifestantes, que ya sumaban más de 400, momento en el que se dirigieron a las vías del tren, que por entonces pasaban por el medio de la calle Objeta, cortando las vías y tendiéndose algunos de ellos sobre las mismas. El tren que pasaba con dirección a Algorta fue detenido y apedreado, la tensión entre los manifestantes y las fuerzas del orden fue en aumento. Antes las cargas policiales que se estaban sucediendo, algunos manifestantes empezaron a tirar piedras contra estas, extendiéndose los enfrentamientos por todo el barrio de Altzaga, así como por el monte de Las Tres Cruces, donde subió también Policía Armada.
Esa misma tarde la policía usó varias veces balas de fuego, alcanzando a Antón Fernández, que estaba asomado en la ventana, así como a Delpino Valverde. Ambos serían trasladados al Hospital Civil. La tensión se fue apaciguando a media noche, cuando poco a poco se fueron disolviendo los manifestantes.
Al la mañana siguiente la situación se agravó. Ya desde las primeras horas de la mañana los trabajadores de las empresas Astilleros Ruiz de Velasco, Astilleros Celaya, Conemesa, Cándido Echeandía, Somme, Franco-Española y Elima, habían abandonado el trabajo para dirigirse al centro del pueblo como protesta por los incidentes que habían tenido lugar el día anterior, reuniéndose en la plaza Marques de Estella, donde ya estaban esperando la policía armada para disolverlos, más de 3.000 personas.
Por otra parte, numerosas madres del pueblo fueron a recoger a sus niños, ante lo que se avecinaba, para evitar males mayores.
Una vez concentrados y disueltos, muchos trabajadores, así como vecinos, empezaran a cortar las vías como lo hicieron el día anterior, ante las cargas de la policía, que serán respondidas a pedradas por parte del pueblo. La tensión y los enfrentamientos, así como las persecuciones y correrías, se extenderán por todo el pueblo. La policía, como había hecho el día anterior, usará fuego real, que se cobrará el segundo asesinato, el de Jesús María Murueta Moratilla, que fallecerá, horas después, a causa de un disparo en el abdomen.
Con la llegada de la tarde las protestas se irán apaciguando. A esas horas más de 1.200 trabajadores de la Sociedad Española de Construcción Naval hacían un paro en solidaridad con los vecinos de Erandio. Por otra parte, desde el ayuntamiento de Bilbao la alcaldesa Pilar Careaga visitaba a los heridos al hospital civil, el concejal de distrito de Erandio expresaba su intención de dimitir y desde el Gobierno Civil se sancionaba con 25.000 pesetas a Indumetal y Remetal, por ser causantes de los malos humos.
Al día siguiente, 31 de octubre, se volverán a producir paros en las empresas como muestra de solidaridad con el asesinato de José Murueta y los sucesos de los días anteriores, aunque ya no habrá concentraciones, ni protestas. De este modo, en la Naval de Sestao más 800 trabajadores pararán por la mañana, 300 lo harán en Ruiz de Velasco, 200 en la Down Uquinesa, 250 en Eguren, y 300 en la Marítima de Axpe.
Al mediodía seguirían actos de solidaridad, habiendo una manifestación de más de 800 personas en Sestao. Por otra parte numerosos alumnos de la universidad de Deusto corearon gritos y protestas de índole antifranquista por los pasillos.
A todas estas muestras de solidaridad se sumaron, entrada la tarde, 600 trabajadores de Cenemesa y 140 de la Backock Wilcox.
Esa misma tarde se celebraba pleno en el Ayuntamiento de Bilbao, en el que la alcaldesa lamentaba los hechos ocurridos y daba cuenta de ciertas medidas que se habían llevado a cabo para la solución, diciendo que se habían instalado controles y se habían llevado diversos estudios. Como consecuencia de estos últimos, entre otras cuestiones, se señalaba a las empresas Remetal e Indumetal como causantes de los gases tóxicos que habían invadido Erandio. También se señaló ese día, que se iban a colocar nuevos filtros e instalaciones de seguridad que facilitaran el correcto funcionamiento de las empresas.
Semanas después, el 12 de noviembre, moría, en el Hospital Civil del Generalísimo, Antón Fernández. Ese mismo día cerraban en Erandio, bares, comercios, colegios y establecimientos bancarios, como señal de solidaridad.
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